“Tenía veintidós cuando una tarde de Agosto fui a pedir la entrada a casa de mi novia . Hacía calor, tanto que el pesado trayecto en autobús me dejó empapado de sudor veraniego y con las nalgas entumecidas de los asientos de madera . Toda mi colonia voló dejando solo un leve olor que recordaba al alcohol , pero si quede impregnado por el tufo a gasoil del motor .
Pedir la entrada era una costumbre en la que los muchachos debían de presentarse en casa de la novia y expresar las intenciones de cara al cabeza de familia , el cual si daba su aprobación la relación pasaba a formalizar el noviazgo y se aceptaba al novio como integrante en la familia .
Me pesaban los pies y sentía como el caucho de mis zapatos se fundía con el asfalto que brillaba oscuro por la insolación del sol . Pese a evitarlo , una gota de sudor emergió de mi frente como el nacimiento de un arroyo que recorrió mi rostro hasta precipitar al suelo donde se apagó sin dejar marca .
Aunque no estaba nervioso si temía hacer el ridículo , ser inoportuno , no acertar con las palabras o ser vacilante en las respuestas que en una entrevista como estas era sinónimo de estupidez .
Mis temores los apague con un chute etílico de dos vasos de anís que encendieron mis mejillas de escarlata resaltando el aspecto de mozuelo saludable, una sonrisa tonta y un caminar tambaleante , algo borracho pero contento .
Al final no fue para tanto encontré a un hombre tranquilo con el que tuve una larga conversación que derivó en una afición a las cintas de Machín y Antonio Molina ,mientras yo asentía con la boca bien cerrada para no delatar un tabernario olor de anís .”
Solo hay una edad para conocer el verdadero amor y es cuando aun los corazones son demasiado jóvenes ,llenos de ternura y recubiertos de la inocencia que hace los sentimientos puros . Solo se ama sin condición en el comienzo de la vida cuando aun hay un camino por recorrer lleno de interrogantes que hacen a todos iguales , llenos de futuro y cargados de ilusión , porque solo se puede querer cuando se es de igual a igual ,cuando aun la vanidad y los intereses son un estorbo para enamorarse .Desgraciado el que nunca llega a poder querer ,el que nunca pueda ser amado porque si hay algún motivo para vivir es para poder enamorarse al menos una vez. Pasara el tiempo y como un flor la vida se marchita pero lo que siempre se mantiene como llama viva es la primera vez que se conoció el amor.